Me llamo Eduardo Giménez Fitte -aunque prefiero que me llamen Eddie y recortar mi primer apellido-, y no pude terminar de leer la autobiografía de Rodolfo Walsh porque me aburrió. Por eso traté de hacer la primera parte lo más parecida posible, porque el resto la leí salteado.
Soy hijo de un hombre que, entre otras cosas, huyó de la persecución militar en los 70', chocó un tren a
Me mudé 10 veces desde que nací. Muchas de esas casas estuvieron Pilar, lugar donde pasé gran parte de mi vida. Vivir en Small Ville, como me gusta llamar a esa especial localidad, me hizo un tipo con la cabeza muy abierta. Formé parte de una sociedad de la que no era miembro, la del mundo perfecto entre los cuatro alambres. La del country, el colegio privado y las vacaciones en Punta. En el lugar donde la bolsa importa más que el contenido me sentí perfecto siendo diferente, y por eso cualquier razgo que huela en mi de lo que “ellos” consideran normal me hace estornudar. Se me hinchan los ojos y me ataca el asma cuando caigo en algún parametro similar.
Pero esto se me volvió un vicio. No tengo posición. “Yo, soy yo y mi circunstancia”, dijo el filósofo contemporaneo Ariel Ortega tras noquear al portero Van der Saar. Y yo también: soy fascista cuando hablo con un Trostkista y soy comunista cuando hablo con un NAZI. Y así me divierto, todo el tiempo, hasta la locura de no saber qué pienso sobre todo.
Me gustan las cosas simples y directas. Tanto el comportamiento humano como la música, como la literatura. No me gustan el exceso de adjetivación, ni las conjugaciones verbales complejas, ni las metáforas, ni nada de eso. Odio a Borges y a la gente que lo lee y lo entiende. Aborrezco a los Redondos de Ricota.
Trabajé de todo. Lavé platos, traté de estafar jubilados latinos en España con loterias truchas para un callcenter español, fui cadete, administrativo y actualmente escribo en los espacios que dejan las fotos y la publicidad para una empresa que odio, Clarin.
No soy periodista y no creo que lo sea. Estudie periodismo porque para ser un comunicador reconocido hay que hacerlo o ser un genio. Yo tuve que hacerlo.
Me gusta la música porque es como meterse en los dedos en la boca cuando tomaste mucho. Cuando pongo play vomito, y el caudal de bilis cerebral es mayor al que sale cuando escribo. Me gusta el punk porque su mensaje es furioso, provocador y simple, y genera sensaciones violentamente poderosas del otro lado. Siempre quise lograr lo mismo hablando o escribiendo pero aún no lo logré.
Hice radio en varias emisoras de mi pueblo. La radio me gusta porque es como hablar conmigo pero hay gente que escucha. Es la única manera de hacer lo que me gusta sin ser visto como un loco que da su opinión a la nada misma.
Me caen mal los intelectuales, los que se dicen locos a sí mismos, los imitadores y los que se creen rebeldes por no hacer lo que resto hace -pero en el fondo morirse de ganas de hacerlo-.
Me fascina el humor y busco reirme todo el tiempo. Cínico, negro, incorrecto,delirante, básico, no importa la forma.
Me aburro de todo lo que hago como me aburrí de éste texto. Pero creo que define bastante bien la forma en la que me siento hoy.
yo iba con tu viejo en el auto que chocó a 100 km a un tren.
ResponderEliminarNo te conozco. tu viejo fue un grande!!!!!
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