Una publicidad para Speedy.

Hace muchos años, un señorcito llamado Contenido salió a la calle y se encontró una bella y seductora señorita que se llamaba Publicidad. Tubieron sexo y la primera vez estuvo bien, es más, le encantó. A partir de ahí, Publicidad le empezó a pedir cada vez más cosas a Contenido. Lo amordazaba, le metía cosas en lugares púdicos, le pegaba, lo hacía decir y gritar cosas que él no quería.
Pasó el tiempo y a Contenido ya no le importaba nada. Su ex, una vieja llamada Gobierna, se puso celosa de que sus ojos ya no se posaran más sobre ella. Ella lo sabía, sabía que Contenido podía cosechar más alegrías pasando más tiempo con Publicidad que con ella. Contenido siempre necesitó de eso, alguien de quién depender, y a pesar de que Gobierna se alegraba de ver que Contenido no andaba sólo por ahí haciendo lo que quisiera, estaba muy celosa. Por eso, muy de vez en cuando, Gobierna se le acercaba y le coqueteaba, siempre y cuando fuera de su conveniencia.
Pero un día Contenido contrató Speedy Banda ancha y se dió cuenta que internet no sólo lo proveía de sexo ilimitado, sino también de libertad.
Gobierna y Publicidad lo siguieron llamando, pero él se volvió un adicto a decir lo que él quería... Y con ellas dos cerca, era muy difícil.
Selah.