viernes, 3 de diciembre de 2010

"Yo te dije", un análisis del secretismo femenino

Si un hombre está gordo, cuando llegue a una reunión de amigos, todos se van a dar vuelta, y si hay 12, va a recibir 12 chistes diferentes. El primero le va agarrar la panza y le va a decir que escupa el Fiat 600 que se tragó, el segundo le va a preguntar si dejó de ponerla, el tercero le va a solicitar que finiquite con su adicción a los asados, y así va a seguir hasta que haya saludado a todos sus amigos.

Ni hablar si se pone algo inadecuado, como una remera ajustada. Le va a ocurrir lo mismo, le van a decir que parece un matambre tiernizado. Porque la relación entre hombres es así... se basa en la agresión mutua. Cuando un hombre muestra cariño, necesita hacerlo con un insulto después, para evitar quedar como un afeminado. “Te quiero hijo de puta, la concha bien de tu madre”, es una excelente forma de vomitar amor sin que nadie nos vea como trolos.

Pero la mujer no. A las mujeres les cuesta convivir en grandes grupos y su modus operandi es el secretismo, el “para que le vamos a decir, se va a poner mal al pedo, dejala que se va a dar cuenta sola”. Y esto ocurre siempre, ellas se dan cuenta solas y termina todo como el orto.

Supongamos que hay 9 mujeres en un living, y de repente llega la última invitada a la reunión que pensó que se había maquillado con un polvo para la cara lindísimo, pero en realidad se puso betún de mocasín marrón, porque se confundió de tarro. Lo más probable es que ninguna diga nada, y cuando ella pase sola al baño, todas procedan a comentar entre sí: “Ay boluda, ¿qué se puso? Parece Chewbaca”.

Lo que ocurre después es conocido por todos, la chica sale del baño llorando, diciendo que estuvo hecha un monstruo toda la noche y nadie le dijo nada, y las chicas le dicen que le queda bárbaro y que le da un aire a Naomi Campbell.

Por eso, muchas mujeres llegan a la parte final de la noche con una halitosis galopante u olor a transpiración ácido y penetrante. ¿Porqué? Porque ninguna se animó a decirle que tenía olor a mierda.

Por eso, las mujeres establecieron una tabla de equivalencias para sus opiniones, que es una cosa así:

- Estás bárbara = Estas O-BE-SA, los saleros de tu brazos pueden salar la comida de todos los McDonalds del conurbano bonaerense.

- Me encanta como te queda, así holgadito = Pareces una carpa del Cirque Du Soleil

- Mirá qué lindo cómo te marca las curvas = Lindos flotadores, podrías estar en Baywatch no por diosa, sino por tu sistema de flotación incorporado.

- Diosa, estás flaquísima = Estás famélica y raquítica, pareces enferma y seguro hace más de 10 días que no probas otra cosa que galletitas Ser de agua.

- Qué rico perfume, ¿de quién es? = De Ayudin, de Ayudin, esta puta tiene olor a lavandina.

Por eso, la frase “yo te dije”, es típica de los hombres, y no de las mujeres. Las mujeres nunca avisan.

Si un hombre se comió una pizzaiola con mucho ajo, y tiene olor cadáver en la boca, seguramente cuando se quiera subir a un auto para ir a bailar, los conductores digan: “Yo con X no viajo porque tiene un aliento a garcha insoportable, hacen 2 grados y ni en pedo voy con la ventana abierta”. Y listo, nuestro pobre amigo X se enteró que tenía unos edor asesino, se lavó los dientes, y punto.

Pero la mujer se potencia, porque el problema para ella es "cómo quedó", frente al resto. Entonces, ahí nace una frase que a las mujeres les CAGA la vida, al parecer, que es "quedé como el orto". El hombre se caga en cómo quedó, porque al día siguiente, es una anécdota. Supongamos que hay un preboliche mixto, y de repente Raúl levanta levemente su pierna derecha, calculando soltar una flatulencia silenciosa y anónima, pero la estimación le falla y lanza una poderosa y sonora ventosidad. Todos estallarían en una conjunta risotada.

La mujer, no. ¿Porqué? "Porque quedó mal". ¿Qué significa? Que ellas creen que al día siguiente todos los hombres van a estar hablando de que ella usó un color diferente en el pelo, un poquito más oscuro, y que se le veían las raices. No, los hombres no miran esas cosas. La única manera de que un hombre note un cambio en pelo es que su pareja aparezca, de un día para otro, pelada con un tatuaje de los Sex Pistols en la nuca.

Todo esto apunta a que las mujeres suelen preocuparse en "que quedaron como unas boludas" frente a los hombres y se imaginan largas horas de discusión masculinas sobre sus raíces capilares. Incorrecto. En realidad, las que van a disfrutar ETERNOS momentos de charla sobre "la pelotuda de Vero que se hace la rubia y se le notaron todas las raíces", son las mujeres.

El gran problema de las mujeres, mis queridos amigos, son las mujeres.






3 comentarios:

  1. Mamón, hijoeputa, cabrón!

    MUY BUENAAAAAAA!!!!

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  2. POR DIOS! La Verificación de palabras, porqué torturar al lector? Y NO ES MAS SEGURO, ES APRUEBA DE BOLUDOS!

    muejeres y muejres / hombres y hombres, no? Por lo general depende de cuán valioso te sea tu tiempo libre, no? jajajajajaja

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  3. "La única manera de que un hombre note un cambio en pelo es que su pareja aparezca, de un día para otro, pelada con un tatuaje de los Sex Pistols en la nuca."
    jajaja q hdp!!!!

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